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Muchas veces algo tan sencillo y cotidiano como la toma de decisiones puede convertirse en un foco de tormento y ansiedad, a veces no sabemos manejar las situaciones que se nos presentan y nos hundimos en las preocupaciones, anulando la capacidad de resolución.
Hacer una pausa y no buscar soluciones puede ser la mejor de las “soluciones”. No siempre tenemos que decidir de forma inmediata, tampoco acostumbrarnos a postergar, pero si aprender a discernir y priorizar.
Conocernos, saber que estamos dispuestos a hacer y que no, procurar hablarnos y hablar con la verdad, es una forma de encontrar la mejor opción, la mejor de las decisiones.
Tampoco resulta positivo llenarnos de ansiedad por los resultados, y mucho menos compararnos. Convéncete de que lo que pasa siempre es lo mejor, y aunque al momento sea difícil de verlo, poco a poco y con el tiempo te darás cuenta que las lecciones aprendidas tienen un valor incalculable.
Todos los días te enfrentaras a decisiones algunas más trascendentales que otras, así que agobiarte sin necesidad o intentar ser perfecta solo te restará energía, afronta el día a día con seguridad, todo lo que decidas que provenga desde tu amor propio será positivo para ti.
Ecrito por: Mariel Sofía Rodríguez | Twitter: @marielrod | Instagram: @marielsofiarod
