1. Describe un momento en tu vida en el que tuviste que ser valiente y resiliente. ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
A los 14 años tomé una decisión de vida: dejar mi país para buscar mis sueños. Ese fue el primer gran acto de resiliencia y valentía. La vida me enseñó rápidamente su lado más crudo, obligándome a buscar entre la basura para vender objetos y poder sobrevivir. Esta experiencia, junto con trabajos en casas de familia y en el campo, cultivando cebollas y tomates, forjó en mí una disciplina y una tenacidad inquebrantables. Hace poco, un grave accidente estuvo a punto de terminar con mi vida, un momento que puso a prueba mi voluntad de una manera que nunca imaginé. Sin embargo, en lugar de rendirme, elegí aferrarme a la vida con más fuerza que nunca. Este evento me recordó lo frágil y preciosa que es la existencia, y me enseñó a valorar cada día como un regalo, un testimonio de mi capacidad para superar cualquier obstáculo. Todos estos momentos difíciles me han enseñado una lección invaluable: la verdadera resiliencia es seguir adelante con gratitud y disciplina. He aprendido que, sin importar de dónde vengamos, cada día es una nueva oportunidad para vivir, para luchar por nuestros sueños y para alcanzar nuestro potencial. Agradezco a Dios por cada oportunidad que me da, porque sé que cada desafío es una oportunidad para crecer.
2. ¿Qué causa social o ambiental te apasiona más y de qué manera usarías la plataforma del Miss Venezuela para generar un cambio real en torno a ella?
Una de las causas que más me apasiona es la oportunidad de ser una luz de esperanza para quienes enfrentan dificultades, una pasión que nació de mis propias experiencias de vida. En Venezuela, proyectaría esta causa social a través de la creación de una organización sin fines de lucro llamada "Una luz de esperanza". Con esta plataforma, mi objetivo sería brindar apoyo y ser un motor de inspiración para quienes han pasado por situaciones difíciles. Quiero que la gente me vea no solo como una figura pública, sino como un testimonio vivo de que es posible levantarse y seguir adelante, sin importar las adversidades. Quiero recordarles que, al igual que el ave fénix, el verdadero poder reside en nuestra capacidad para renacer de las cenizas. Aprovecharía al máximo las redes sociales y la plataforma del Miss Venezuela para llevar este mensaje. A través de la creación de programas y contenido inspirador, mi meta es alcanzar a la mayor cantidad de personas posible, ofreciéndoles las herramientas y la motivación necesarias para que luchen por sus sueños y construyan un futuro mejor.
3. ¿Cuál es el mayor desafío que has enfrentado hasta ahora en tu camino hacia el Miss Venezuela y cómo te ha hecho crecer como persona?
Mi mayor desafío en el Miss Venezuela ha sido, sin duda, la lucha interna para creer que tengo el derecho de estar aquí. Muchas veces me sentí limitada por mi situación económica, pensando que por venir de un pueblito y no tener los recursos que desearía, mis sueños no eran válidos. El acoso que sufrí en el pasado también dejó una profunda huella, haciéndome dudar de mi valor. Sin embargo, en medio de todas esas inseguridades, me llené de amor propio. Aprendí a aceptarme tal como soy, a confiar en mi potencial y a reconocer que mi historia es parte de mi fuerza. Estoy aquí ahora, no por mis recursos, sino por mi convicción. Siento que este proceso es mi mayor triunfo, al haber superado esa barrera mental que me impedía ver mi propio poder. Estoy abrazando cada paso, confiando en el proceso y en el camino que me ha traído hasta aquí.
4. Si tuvieras la oportunidad de viajar a cualquier rincón de Venezuela: ¿a dónde irías y qué harías para conectarte con su cultura?
Si pudiera viajar a cualquier rincón de Venezuela, iría al Delta del Orinoco para conectar con la cultura Warao. Mi objetivo sería vivir con una comunidad indígena, compartiendo su día a día. Participaría en sus actividades de pesca, aprendería sobre la construcción de sus palafitos y me sentaría a escuchar sus historias y mitos ancestrales. Quiero entender su relación profunda con el río, su entorno natural y su cosmovisión, lejos del ritmo acelerado de las ciudades. Esta experiencia me permitiría honrar y valorar la riqueza de nuestras raíces indígenas, promoviendo el respeto por la diversidad cultural que hace de Venezuela un país tan especial.
5. ¿Cuál ha sido el mayor acto de amabilidad que has recibido o presenciado y cómo te ha inspirado?
El acto de amabilidad más significativo que he recibido vino de la persona que menos esperaba: mi sobrino de cuatro años. Fue un momento que me llenó el corazón de gozo y orgullo por mis raíces, demostrando que la generosidad no tiene edad. Un día, mi sobrino me vio triste debido a nuestra difícil situación económica. Sin que nadie se lo pidiera, empezó a sacar de su alcancía las pequeñas monedas que mis padres le daban. Cuando le pregunté qué hacía, me respondió que quería dármelas a mí para mostrarme lo mucho que me amaba. Ese simple gesto me enseñó una valiosa lección: la generosidad y amabilidad con el prójimo son más importantes que la cantidad de bienes que poseamos. Su acto puro y desinteresado me recordó que el verdadero valor reside en dar de corazón. A través de esos actos, no solo muestras amor, sino que también agradeces las bendiciones que están por venir a tu vida.
6. ¿Qué es lo que más te enorgullece de ser venezolana?
Lo que más me enorgullece de ser venezolana es nuestra esencia, nuestras raíces y el espíritu indomable que nos define. Somos un pueblo auténtico, que no teme mostrarse tal cual es, con una sencillez y un corazón que nos hacen únicos. Llevamos en la sangre una generosidad innata y un amor por el prójimo que va más allá de cualquier barrera. No importa de dónde vengamos, el color de nuestra piel, o lo mucho o poco que tengamos: siempre estamos dispuestos a tender una mano a quien lo necesite. Esta capacidad de ser solidarios y de seguir adelante a pesar de las adversidades es lo que verdaderamente me llena de orgullo. Nos mantenemos firmes y con el espíritu en alto, demostrando al mundo que la verdadera riqueza de Venezuela reside en la calidez y la bondad de su gente.
7. ¿De qué "fracaso" has aprendido una lección valiosa?
Enfrentar el fracaso es un paso inevitable en el camino hacia el éxito y mi mayor aprendizaje ha venido de una experiencia personal. Tuve la oportunidad de trabajar con una persona que admiraba profundamente por su trayectoria y éxito, pero mi entusiasmo inicial me llevó a proyectar una imagen de perfección que no reflejaba mi realidad. Por el miedo a no ser suficiente o a cometer errores, quise mostrarle una versión impecable de mí misma, lo que inevitablemente me llevó a fallar. De este fracaso aprendí que la autenticidad y la honestidad son mis mayores fortalezas. Querer ser algo que no era me hizo perder mi esencia, mis valores y la verdadera pasión que me movía. Este error me enseñó que es mucho más valioso presentarse con vulnerabilidad, reconociendo nuestras imperfecciones, que intentar ser perfectos y fallar en el intento. Ahora entiendo que cada caída es una oportunidad para crecer. Lo importante no es no fracasar, sino levantarse con más fuerza, aprendizaje y honestidad. Agradezco ese momento, pues me hizo entender que mi mayor poder reside en ser genuina y en confiar en el proceso, con sus altos y sus bajos.
8. ¿Qué consejo le darías a una joven que se siente insegura o que duda de su propio valor?
El consejo más valioso que puedo darle a una joven que se siente insegura es este: tu valor no está en la aprobación de los demás, sino en quién eres realmente. No permitas que las voces externas, ni el acoso que puedas haber sufrido, definan tu valía. Aprende a escucharte a ti misma, a abrazar tus imperfecciones y a ver tu historia como tu mayor fortaleza. Cada experiencia que has vivido te ha hecho única. Confía en tu potencial y en la mujer que te estás convirtiendo. El proceso de amarte y aceptarte a ti misma es un viaje, no una meta. Así que ten paciencia contigo misma, sé tu mayor apoyo y recuerda que eres suficiente tal como eres, en este preciso momento.
9. ¿Cuál es la lección más importante que has aprendido de una persona mayor en tu vida y cómo la aplicas hoy?
La lección más importante que he aprendido en mi vida es la bondad, y me la enseñó mi abuela con su propio ejemplo. Desde que tengo uso de razón, ella fue un faro de luz que irradiaba generosidad y amor incondicional hacia los demás. Ella me enseñó que no importa de dónde vengas, ni lo mucho o poco que tengas, la verdadera riqueza reside en la capacidad de ser una persona bondadosa. Mi abuela me inculcó el valor de disfrutar cada momento al máximo, de dar lo mejor de mí en cada situación y de tratar a los demás con amor y respeto, pero, sobre todo, me enseñó a ser agradecida con el creador por cada día de vida, por cada oportunidad de amar y de ser feliz. Hoy aplico esta lección en cada paso que doy. Intento ver en cada persona un reflejo de lo que mi abuela me enseñó: un ser humano digno de respeto y amor. Su legado me motiva a ser una mejor persona, a dar sin esperar nada a cambio y a vivir con un corazón lleno de gratitud. Y si puedo, inspirar a otros a hacer lo mismo.
10. ¿Qué representa la belleza para ti, más allá de la apariencia física?
Para mí, la belleza va mucho más allá de la apariencia física. Es un reflejo del alma, una energía que emana de un corazón bondadoso, una mente curiosa y un espíritu resiliente. La verdadera belleza reside en la forma en que tratas a los demás, en tu capacidad de empatizar y en la pasión con la que persigues tus sueños. Es la belleza de una persona que ha superado grandes desafíos y que, a pesar de las cicatrices, mantiene la esperanza. Es la belleza que se encuentra en la autenticidad, en la humildad y en la sencillez. Es la luz que brilla en los ojos de alguien que ama profundamente, que ríe sin reservas y que se atreve a ser vulnerable. Esa es la belleza que realmente inspira y trasciende el tiempo.
1. Describe un momento en tu vida en el que tuviste que ser valiente y resiliente. ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
A los 14 años tomé una decisión de vida: dejar mi país para buscar mis sueños. Ese fue el primer gran acto de resiliencia y valentía. La vida me enseñó rápidamente su lado más crudo, obligándome a buscar entre la basura para vender objetos y poder sobrevivir. Esta experiencia, junto con trabajos en casas de familia y en el campo, cultivando cebollas y tomates, forjó en mí una disciplina y una tenacidad inquebrantables. Hace poco, un grave accidente estuvo a punto de terminar con mi vida, un momento que puso a prueba mi voluntad de una manera que nunca imaginé. Sin embargo, en lugar de rendirme, elegí aferrarme a la vida con más fuerza que nunca. Este evento me recordó lo frágil y preciosa que es la existencia, y me enseñó a valorar cada día como un regalo, un testimonio de mi capacidad para superar cualquier obstáculo. Todos estos momentos difíciles me han enseñado una lección invaluable: la verdadera resiliencia es seguir adelante con gratitud y disciplina. He aprendido que, sin importar de dónde vengamos, cada día es una nueva oportunidad para vivir, para luchar por nuestros sueños y para alcanzar nuestro potencial. Agradezco a Dios por cada oportunidad que me da, porque sé que cada desafío es una oportunidad para crecer.
2. ¿Qué causa social o ambiental te apasiona más y de qué manera usarías la plataforma del Miss Venezuela para generar un cambio real en torno a ella?
Una de las causas que más me apasiona es la oportunidad de ser una luz de esperanza para quienes enfrentan dificultades, una pasión que nació de mis propias experiencias de vida. En Venezuela, proyectaría esta causa social a través de la creación de una organización sin fines de lucro llamada "Una luz de esperanza". Con esta plataforma, mi objetivo sería brindar apoyo y ser un motor de inspiración para quienes han pasado por situaciones difíciles. Quiero que la gente me vea no solo como una figura pública, sino como un testimonio vivo de que es posible levantarse y seguir adelante, sin importar las adversidades. Quiero recordarles que, al igual que el ave fénix, el verdadero poder reside en nuestra capacidad para renacer de las cenizas. Aprovecharía al máximo las redes sociales y la plataforma del Miss Venezuela para llevar este mensaje. A través de la creación de programas y contenido inspirador, mi meta es alcanzar a la mayor cantidad de personas posible, ofreciéndoles las herramientas y la motivación necesarias para que luchen por sus sueños y construyan un futuro mejor.
3. ¿Cuál es el mayor desafío que has enfrentado hasta ahora en tu camino hacia el Miss Venezuela y cómo te ha hecho crecer como persona?
Mi mayor desafío en el Miss Venezuela ha sido, sin duda, la lucha interna para creer que tengo el derecho de estar aquí. Muchas veces me sentí limitada por mi situación económica, pensando que por venir de un pueblito y no tener los recursos que desearía, mis sueños no eran válidos. El acoso que sufrí en el pasado también dejó una profunda huella, haciéndome dudar de mi valor. Sin embargo, en medio de todas esas inseguridades, me llené de amor propio. Aprendí a aceptarme tal como soy, a confiar en mi potencial y a reconocer que mi historia es parte de mi fuerza. Estoy aquí ahora, no por mis recursos, sino por mi convicción. Siento que este proceso es mi mayor triunfo, al haber superado esa barrera mental que me impedía ver mi propio poder. Estoy abrazando cada paso, confiando en el proceso y en el camino que me ha traído hasta aquí.
4. Si tuvieras la oportunidad de viajar a cualquier rincón de Venezuela: ¿a dónde irías y qué harías para conectarte con su cultura?
Si pudiera viajar a cualquier rincón de Venezuela, iría al Delta del Orinoco para conectar con la cultura Warao. Mi objetivo sería vivir con una comunidad indígena, compartiendo su día a día. Participaría en sus actividades de pesca, aprendería sobre la construcción de sus palafitos y me sentaría a escuchar sus historias y mitos ancestrales. Quiero entender su relación profunda con el río, su entorno natural y su cosmovisión, lejos del ritmo acelerado de las ciudades. Esta experiencia me permitiría honrar y valorar la riqueza de nuestras raíces indígenas, promoviendo el respeto por la diversidad cultural que hace de Venezuela un país tan especial.
5. ¿Cuál ha sido el mayor acto de amabilidad que has recibido o presenciado y cómo te ha inspirado?
El acto de amabilidad más significativo que he recibido vino de la persona que menos esperaba: mi sobrino de cuatro años. Fue un momento que me llenó el corazón de gozo y orgullo por mis raíces, demostrando que la generosidad no tiene edad. Un día, mi sobrino me vio triste debido a nuestra difícil situación económica. Sin que nadie se lo pidiera, empezó a sacar de su alcancía las pequeñas monedas que mis padres le daban. Cuando le pregunté qué hacía, me respondió que quería dármelas a mí para mostrarme lo mucho que me amaba. Ese simple gesto me enseñó una valiosa lección: la generosidad y amabilidad con el prójimo son más importantes que la cantidad de bienes que poseamos. Su acto puro y desinteresado me recordó que el verdadero valor reside en dar de corazón. A través de esos actos, no solo muestras amor, sino que también agradeces las bendiciones que están por venir a tu vida.
6. ¿Qué es lo que más te enorgullece de ser venezolana?
Lo que más me enorgullece de ser venezolana es nuestra esencia, nuestras raíces y el espíritu indomable que nos define. Somos un pueblo auténtico, que no teme mostrarse tal cual es, con una sencillez y un corazón que nos hacen únicos. Llevamos en la sangre una generosidad innata y un amor por el prójimo que va más allá de cualquier barrera. No importa de dónde vengamos, el color de nuestra piel, o lo mucho o poco que tengamos: siempre estamos dispuestos a tender una mano a quien lo necesite. Esta capacidad de ser solidarios y de seguir adelante a pesar de las adversidades es lo que verdaderamente me llena de orgullo. Nos mantenemos firmes y con el espíritu en alto, demostrando al mundo que la verdadera riqueza de Venezuela reside en la calidez y la bondad de su gente.
7. ¿De qué "fracaso" has aprendido una lección valiosa?
Enfrentar el fracaso es un paso inevitable en el camino hacia el éxito y mi mayor aprendizaje ha venido de una experiencia personal. Tuve la oportunidad de trabajar con una persona que admiraba profundamente por su trayectoria y éxito, pero mi entusiasmo inicial me llevó a proyectar una imagen de perfección que no reflejaba mi realidad. Por el miedo a no ser suficiente o a cometer errores, quise mostrarle una versión impecable de mí misma, lo que inevitablemente me llevó a fallar. De este fracaso aprendí que la autenticidad y la honestidad son mis mayores fortalezas. Querer ser algo que no era me hizo perder mi esencia, mis valores y la verdadera pasión que me movía. Este error me enseñó que es mucho más valioso presentarse con vulnerabilidad, reconociendo nuestras imperfecciones, que intentar ser perfectos y fallar en el intento. Ahora entiendo que cada caída es una oportunidad para crecer. Lo importante no es no fracasar, sino levantarse con más fuerza, aprendizaje y honestidad. Agradezco ese momento, pues me hizo entender que mi mayor poder reside en ser genuina y en confiar en el proceso, con sus altos y sus bajos.
8. ¿Qué consejo le darías a una joven que se siente insegura o que duda de su propio valor?
El consejo más valioso que puedo darle a una joven que se siente insegura es este: tu valor no está en la aprobación de los demás, sino en quién eres realmente. No permitas que las voces externas, ni el acoso que puedas haber sufrido, definan tu valía. Aprende a escucharte a ti misma, a abrazar tus imperfecciones y a ver tu historia como tu mayor fortaleza. Cada experiencia que has vivido te ha hecho única. Confía en tu potencial y en la mujer que te estás convirtiendo. El proceso de amarte y aceptarte a ti misma es un viaje, no una meta. Así que ten paciencia contigo misma, sé tu mayor apoyo y recuerda que eres suficiente tal como eres, en este preciso momento.
9. ¿Cuál es la lección más importante que has aprendido de una persona mayor en tu vida y cómo la aplicas hoy?
La lección más importante que he aprendido en mi vida es la bondad, y me la enseñó mi abuela con su propio ejemplo. Desde que tengo uso de razón, ella fue un faro de luz que irradiaba generosidad y amor incondicional hacia los demás. Ella me enseñó que no importa de dónde vengas, ni lo mucho o poco que tengas, la verdadera riqueza reside en la capacidad de ser una persona bondadosa. Mi abuela me inculcó el valor de disfrutar cada momento al máximo, de dar lo mejor de mí en cada situación y de tratar a los demás con amor y respeto, pero, sobre todo, me enseñó a ser agradecida con el creador por cada día de vida, por cada oportunidad de amar y de ser feliz. Hoy aplico esta lección en cada paso que doy. Intento ver en cada persona un reflejo de lo que mi abuela me enseñó: un ser humano digno de respeto y amor. Su legado me motiva a ser una mejor persona, a dar sin esperar nada a cambio y a vivir con un corazón lleno de gratitud. Y si puedo, inspirar a otros a hacer lo mismo.
10. ¿Qué representa la belleza para ti, más allá de la apariencia física?
Para mí, la belleza va mucho más allá de la apariencia física. Es un reflejo del alma, una energía que emana de un corazón bondadoso, una mente curiosa y un espíritu resiliente. La verdadera belleza reside en la forma en que tratas a los demás, en tu capacidad de empatizar y en la pasión con la que persigues tus sueños. Es la belleza de una persona que ha superado grandes desafíos y que, a pesar de las cicatrices, mantiene la esperanza. Es la belleza que se encuentra en la autenticidad, en la humildad y en la sencillez. Es la luz que brilla en los ojos de alguien que ama profundamente, que ríe sin reservas y que se atreve a ser vulnerable. Esa es la belleza que realmente inspira y trasciende el tiempo.