1. Describe un momento en tu vida en el que tuviste que ser valiente y resiliente. ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
Cuando fui diagnosticada con diabetes tipo 1, mi vida dio un giro inesperado. Al principio fue un golpe fuerte, lleno de miedos, incertidumbres y preguntas sin respuesta. Me sentí desafiada en todos los sentidos, pero descubrí que dentro de mí existía una fuerza que no conocía. Aprendí a mirarme con compasión, a no victimizarme y asumir que ese reto no me definía, sino que me impulsaba a crecer. Con el tiempo, esa experiencia se transformó en mi mayor motor. Entendí que ser resiliente no es resistir en silencio, sino levantarse cada día con determinación y aprender a ver la belleza incluso en la dificultad. Hoy, mi condición es una misión de vida: inspirar a otros, demostrar que los límites solo existen en la mente y que, con disciplina y fe, cualquier obstáculo puede convertirse en la razón para brillar aún más fuerte.
2. ¿Qué causa social o ambiental te apasiona más y de qué manera usarías la plataforma del Miss Venezuela para generar un cambio real en torno a ella?
La causa social que más me apasiona es la educación, porque estoy convencida de que es la herramienta más poderosa para transformar realidades. Una sociedad informada es capaz de romper ciclos de desigualdad, erradicar prejuicios y generar un cambio verdadero. Para mí, la educación es un puente que une la esperanza con la acción, y sin ella es imposible construir un futuro más justo y sostenible. Vivo con un diagnóstico que me ha enseñado que el desconocimiento genera miedo y estigmas, mientras que la información abre caminos de empatía y resiliencia. Esa experiencia personal me hizo comprender que educar no solo transforma la manera en que vemos el mundo, sino también la forma en que lo vivimos. Como Miss Venezuela mi compromiso sería ser un puente que conecte a quienes necesitan esperanza con las herramientas para vivir plenamente. Quiero aprovechar esta plataforma para visibilizar, educar y acompañar, impulsando proyectos que sensibilicen sobre la importancia de la educación en todos los ámbitos. Estoy convencida de que, con disciplina, conocimiento y amor, los retos pueden transformarse en oportunidades para brillar y así construir una sociedad más humana, preparada y consciente.
3. ¿Cuál es el mayor desafío que has enfrentado hasta ahora en tu camino hacia el Miss Venezuela y cómo te ha hecho crecer como persona?
El mayor desafío en este camino ha sido atreverme a exponerme públicamente tal como soy. Al principio sentía miedo de mostrarme vulnerable, porque uno piensa que en un escenario como este hay que ser perfecta, pero entendí que mi mayor fortaleza está justamente en ser real, en permitirme compartir mis miedos y mis aprendizajes sin máscaras. Esa lección me ha hecho crecer muchísimo. Descubrí que cuando hablo desde el corazón logro conectar de verdad con las personas y esa conexión vale más que cualquier perfección. Hoy enfrento el Miss Venezuela con la seguridad de que ser auténtica no solo me libera, sino que también puede inspirar a otros a abrazar su propia esencia.
4. Si tuvieras la oportunidad de viajar a cualquier rincón de Venezuela: ¿a dónde irías y qué harías para conectarte con su cultura?
Si tuviera la oportunidad de viajar a cualquier rincón de Venezuela, elegiría San Felipe, en Yaracuy, porque es el lugar donde está mi familia y mis raíces. Voy con frecuencia y siempre encuentro algo nuevo que me recuerda quién soy, desde las tradiciones sencillas hasta el calor humano que se respira en cada rincón. Para mí, San Felipe no es solo un destino, es un vínculo permanente con mis afectos y con mi identidad. Conectarme con su cultura significa disfrutar lo cotidiano de compartir con mi familia, probar su gastronomía y dejarme envolver por la alegría de su gente. Es un rincón que me recuerda de dónde vengo y me inspira a llevar lo mejor de mi tierra a todo el país.
5. ¿Cuál ha sido el mayor acto de amabilidad que has recibido o presenciado, y cómo te ha inspirado?
Uno de los actos de amabilidad que más me marcó lo vi en mi papá. Recuerdo que un día, en plena lluvia, se detuvo para ayudar a empujar el carro de un desconocido que se había quedado accidentado. Mucha gente pudo haber pasado de largo pensando que era algo bobo o que no valía la pena mojarse, pero él lo hizo sin dudar, sin esperar nada a cambio, como si fuera lo más natural del mundo. Ese gesto me mostró que la verdadera amabilidad nace de la empatía y no de la búsqueda de reconocimiento. Esa escena se me quedó grabada porque entendí que ayudar no requiere grandes cosas, sino voluntad y corazón. Desde entonces trato de aplicarlo en mi vida: dar una mano cuando alguien lo necesita, aunque sea con un detalle pequeño porque al final, esos actos sencillos son los que tienen el poder de inspirar y transformar el día de alguien.
6. ¿Qué es lo que más te enorgullece de ser venezolana?
Lo que más me enorgullece de ser venezolana es la resiliencia y la alegría que llevamos en el corazón. A pesar de las dificultades, siempre encontramos motivos para sonreír, para compartir y para salir adelante. Esa capacidad de transformar los retos en oportunidades es lo que nos hace únicos y me inspira a sentirme parte de una tierra que nunca se rinde. Me enorgullece también esa calidez que nos caracteriza, esa forma de hacer sentir a cualquiera como familia, aunque no lo conozcamos. Ser venezolana es llevar siempre conmigo esa energía que contagia, que abre caminos y que demuestra que, sin importar dónde estemos, siempre sabemos brillar.
7. ¿De qué "fracaso" has aprendido una lección valiosa?
Un "fracaso" del que he aprendido mucho fue dejar que mis emociones me jugaran en contra en ciertos momentos importantes. A veces, por sentir demasiado o reaccionar con el corazón, sentí que me dejé robar la oportunidad de disfrutar y mostrar lo mejor de mí. Entendí que no basta con tener preparación y talento, también hace falta equilibrio emocional para brillar con todo nuestro potencial. Esa experiencia me enseñó que la madurez se demuestra en la manera en que enfrentamos cada situación. Hoy entiendo que mantener la calma y la seguridad me permite salir airosa, incluso de los momentos más difíciles y aunque en su momento lo viví como un error, ahora lo valoro como una de las lecciones más valiosas que me han hecho crecer.
8. ¿Qué consejo le darías a una joven que se siente insegura o que duda de su propio valor?
El consejo que le daría a una joven que se siente insegura es que nunca olvide que su valor no depende de la opinión de los demás, sino de lo que ella cree de sí misma. Todas pasamos por momentos de duda, pero justamente allí está la oportunidad de descubrir la fuerza que llevamos dentro. Creer en una misma es el primer paso para abrir cualquier puerta. Le diría también que no tenga miedo de equivocarse ni de mostrarse vulnerable, porque la verdadera belleza está en la autenticidad. Cada proceso, cada caída y cada logro forman parte de lo que la hará única y especial. Cuando entendemos eso, dejamos de compararnos y empezamos a brillar con luz propia.
9. ¿Cuál es la lección más importante que has aprendido de una persona mayor en tu vida y cómo la aplicas hoy?
Lecciones de vida he tenido muchas, pero la que marcó mi existencia vino de mi abuelita. Recuerdo que, aun sin poder levantarse de la cama, me dijo con lágrimas en los ojos que era feliz por todo lo que Dios le había dado y lo que aún le tenía preparado. En ese momento me pidió que nunca me detuviera, que una condición como la diabetes no podía frenar mis sueños y que ella quería verme cumpliéndolos. Hoy, tres años después, esas palabras siguen siendo mi motor. Cada vez que la veo recuerdo su consejo, porque gracias a ella luché, me levanté y aprendí a vivir esta condición con valentía. Esa enseñanza se convirtió en mi mayor fortaleza y me inspira a ser un ejemplo, llevando esperanza a niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad que necesitan saber que siempre se puede salir adelante.
10. ¿Qué representa la belleza para ti, más allá de la apariencia física?
Para mí, la belleza va mucho más allá de lo físico: está en ser buenas personas y en cómo tratamos a los demás. La verdadera belleza se refleja en nuestras acciones, en ayudar, en dar ejemplo y en confiar en nosotros mismos, incluso en los momentos difíciles. Es esa capacidad de inspirar con lo que hacemos lo que realmente nos hace brillar. Creo que la vida me ha enseñado que somos un milagro y que cada experiencia, incluso las más duras, nos despiertan un poder especial. La belleza está en usar ese poder para bendecir, para sumar, para tender la mano al otro. Eso es lo que permanece y lo que, más allá de la apariencia, le da sentido a la palabra 'belleza'.
1. Describe un momento en tu vida en el que tuviste que ser valiente y resiliente. ¿Qué aprendiste de esa experiencia?
Cuando fui diagnosticada con diabetes tipo 1, mi vida dio un giro inesperado. Al principio fue un golpe fuerte, lleno de miedos, incertidumbres y preguntas sin respuesta. Me sentí desafiada en todos los sentidos, pero descubrí que dentro de mí existía una fuerza que no conocía. Aprendí a mirarme con compasión, a no victimizarme y asumir que ese reto no me definía, sino que me impulsaba a crecer. Con el tiempo, esa experiencia se transformó en mi mayor motor. Entendí que ser resiliente no es resistir en silencio, sino levantarse cada día con determinación y aprender a ver la belleza incluso en la dificultad. Hoy, mi condición es una misión de vida: inspirar a otros, demostrar que los límites solo existen en la mente y que, con disciplina y fe, cualquier obstáculo puede convertirse en la razón para brillar aún más fuerte.
2. ¿Qué causa social o ambiental te apasiona más y de qué manera usarías la plataforma del Miss Venezuela para generar un cambio real en torno a ella?
La causa social que más me apasiona es la educación, porque estoy convencida de que es la herramienta más poderosa para transformar realidades. Una sociedad informada es capaz de romper ciclos de desigualdad, erradicar prejuicios y generar un cambio verdadero. Para mí, la educación es un puente que une la esperanza con la acción, y sin ella es imposible construir un futuro más justo y sostenible. Vivo con un diagnóstico que me ha enseñado que el desconocimiento genera miedo y estigmas, mientras que la información abre caminos de empatía y resiliencia. Esa experiencia personal me hizo comprender que educar no solo transforma la manera en que vemos el mundo, sino también la forma en que lo vivimos. Como Miss Venezuela mi compromiso sería ser un puente que conecte a quienes necesitan esperanza con las herramientas para vivir plenamente. Quiero aprovechar esta plataforma para visibilizar, educar y acompañar, impulsando proyectos que sensibilicen sobre la importancia de la educación en todos los ámbitos. Estoy convencida de que, con disciplina, conocimiento y amor, los retos pueden transformarse en oportunidades para brillar y así construir una sociedad más humana, preparada y consciente.
3. ¿Cuál es el mayor desafío que has enfrentado hasta ahora en tu camino hacia el Miss Venezuela y cómo te ha hecho crecer como persona?
El mayor desafío en este camino ha sido atreverme a exponerme públicamente tal como soy. Al principio sentía miedo de mostrarme vulnerable, porque uno piensa que en un escenario como este hay que ser perfecta, pero entendí que mi mayor fortaleza está justamente en ser real, en permitirme compartir mis miedos y mis aprendizajes sin máscaras. Esa lección me ha hecho crecer muchísimo. Descubrí que cuando hablo desde el corazón logro conectar de verdad con las personas y esa conexión vale más que cualquier perfección. Hoy enfrento el Miss Venezuela con la seguridad de que ser auténtica no solo me libera, sino que también puede inspirar a otros a abrazar su propia esencia.
4. Si tuvieras la oportunidad de viajar a cualquier rincón de Venezuela: ¿a dónde irías y qué harías para conectarte con su cultura?
Si tuviera la oportunidad de viajar a cualquier rincón de Venezuela, elegiría San Felipe, en Yaracuy, porque es el lugar donde está mi familia y mis raíces. Voy con frecuencia y siempre encuentro algo nuevo que me recuerda quién soy, desde las tradiciones sencillas hasta el calor humano que se respira en cada rincón. Para mí, San Felipe no es solo un destino, es un vínculo permanente con mis afectos y con mi identidad. Conectarme con su cultura significa disfrutar lo cotidiano de compartir con mi familia, probar su gastronomía y dejarme envolver por la alegría de su gente. Es un rincón que me recuerda de dónde vengo y me inspira a llevar lo mejor de mi tierra a todo el país.
5. ¿Cuál ha sido el mayor acto de amabilidad que has recibido o presenciado, y cómo te ha inspirado?
Uno de los actos de amabilidad que más me marcó lo vi en mi papá. Recuerdo que un día, en plena lluvia, se detuvo para ayudar a empujar el carro de un desconocido que se había quedado accidentado. Mucha gente pudo haber pasado de largo pensando que era algo bobo o que no valía la pena mojarse, pero él lo hizo sin dudar, sin esperar nada a cambio, como si fuera lo más natural del mundo. Ese gesto me mostró que la verdadera amabilidad nace de la empatía y no de la búsqueda de reconocimiento. Esa escena se me quedó grabada porque entendí que ayudar no requiere grandes cosas, sino voluntad y corazón. Desde entonces trato de aplicarlo en mi vida: dar una mano cuando alguien lo necesita, aunque sea con un detalle pequeño porque al final, esos actos sencillos son los que tienen el poder de inspirar y transformar el día de alguien.
6. ¿Qué es lo que más te enorgullece de ser venezolana?
Lo que más me enorgullece de ser venezolana es la resiliencia y la alegría que llevamos en el corazón. A pesar de las dificultades, siempre encontramos motivos para sonreír, para compartir y para salir adelante. Esa capacidad de transformar los retos en oportunidades es lo que nos hace únicos y me inspira a sentirme parte de una tierra que nunca se rinde. Me enorgullece también esa calidez que nos caracteriza, esa forma de hacer sentir a cualquiera como familia, aunque no lo conozcamos. Ser venezolana es llevar siempre conmigo esa energía que contagia, que abre caminos y que demuestra que, sin importar dónde estemos, siempre sabemos brillar.
7. ¿De qué "fracaso" has aprendido una lección valiosa?
Un "fracaso" del que he aprendido mucho fue dejar que mis emociones me jugaran en contra en ciertos momentos importantes. A veces, por sentir demasiado o reaccionar con el corazón, sentí que me dejé robar la oportunidad de disfrutar y mostrar lo mejor de mí. Entendí que no basta con tener preparación y talento, también hace falta equilibrio emocional para brillar con todo nuestro potencial. Esa experiencia me enseñó que la madurez se demuestra en la manera en que enfrentamos cada situación. Hoy entiendo que mantener la calma y la seguridad me permite salir airosa, incluso de los momentos más difíciles y aunque en su momento lo viví como un error, ahora lo valoro como una de las lecciones más valiosas que me han hecho crecer.
8. ¿Qué consejo le darías a una joven que se siente insegura o que duda de su propio valor?
El consejo que le daría a una joven que se siente insegura es que nunca olvide que su valor no depende de la opinión de los demás, sino de lo que ella cree de sí misma. Todas pasamos por momentos de duda, pero justamente allí está la oportunidad de descubrir la fuerza que llevamos dentro. Creer en una misma es el primer paso para abrir cualquier puerta. Le diría también que no tenga miedo de equivocarse ni de mostrarse vulnerable, porque la verdadera belleza está en la autenticidad. Cada proceso, cada caída y cada logro forman parte de lo que la hará única y especial. Cuando entendemos eso, dejamos de compararnos y empezamos a brillar con luz propia.
9. ¿Cuál es la lección más importante que has aprendido de una persona mayor en tu vida y cómo la aplicas hoy?
Lecciones de vida he tenido muchas, pero la que marcó mi existencia vino de mi abuelita. Recuerdo que, aun sin poder levantarse de la cama, me dijo con lágrimas en los ojos que era feliz por todo lo que Dios le había dado y lo que aún le tenía preparado. En ese momento me pidió que nunca me detuviera, que una condición como la diabetes no podía frenar mis sueños y que ella quería verme cumpliéndolos. Hoy, tres años después, esas palabras siguen siendo mi motor. Cada vez que la veo recuerdo su consejo, porque gracias a ella luché, me levanté y aprendí a vivir esta condición con valentía. Esa enseñanza se convirtió en mi mayor fortaleza y me inspira a ser un ejemplo, llevando esperanza a niños, jóvenes, adultos y personas de la tercera edad que necesitan saber que siempre se puede salir adelante.
10. ¿Qué representa la belleza para ti, más allá de la apariencia física?
Para mí, la belleza va mucho más allá de lo físico: está en ser buenas personas y en cómo tratamos a los demás. La verdadera belleza se refleja en nuestras acciones, en ayudar, en dar ejemplo y en confiar en nosotros mismos, incluso en los momentos difíciles. Es esa capacidad de inspirar con lo que hacemos lo que realmente nos hace brillar. Creo que la vida me ha enseñado que somos un milagro y que cada experiencia, incluso las más duras, nos despiertan un poder especial. La belleza está en usar ese poder para bendecir, para sumar, para tender la mano al otro. Eso es lo que permanece y lo que, más allá de la apariencia, le da sentido a la palabra 'belleza'.